Agua y cambio climatico: Desafío e impacto

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Agua y cambio climático: Desafío e impacto

Agua y cambio climático están estrechamente relacionados. La escasez de agua es un desafío que afecta a muchas regiones del mundo. Se refiere a la falta de acceso a fuentes de agua dulce para satisfacer las necesidades básicas de la población. Esta escasez se ve agravada por el cambio climático, en la medida en que se alteran los patrones de precipitación, se aumenta la evaporación y se provocan eventos extremos, como sequías prolongadas.

Además del cambio climático hay otros factores que hacen que la escasez de agua represente un problema a medio y largo plazo: el crecimiento de la población, el uso ineficiente del agua, la contaminación del agua por residuos industriales, pesticidas o fertilizantes.

El impacto de la falta de agua

La escasez de agua y el cambio climático están impactando significativamente en la sociedad, la economía y el medio ambiente. Algunos de los impactos más destacados son los siguientes:

  1. La falta de acceso a agua potable y saneamiento adecuado puede provocar enfermedades transmitidas por el agua, como diarrea, cólera y fiebre tifoidea. Estas enfermedades pueden tener efectos graves en la salud y causar la muerte, especialmente entre los grupos más vulnerables, como niños y ancianos.
  2. La falta de agua para riego reduce la productividad agrícola, lo que puede dar lugar a la disminución de los rendimientos de los cultivos y la pérdida de cultivos. Esto a su vez puede aumentar los precios de los alimentos y generar inseguridad alimentaria en las comunidades afectadas.
  3. La disminución de los caudales de agua y la sobreexplotación de los recursos hídricos pueden afectar a los ecosistemas acuáticos, como ríos, lagos y humedales. La reducción de los niveles de agua y la contaminación pueden dañar la biodiversidad, causar la pérdida de hábitats acuáticos y afectar negativamente a las especies dependientes del agua.
  4. Limitar el desarrollo industrial y turístico, y generar costos adicionales para la purificación del agua y el suministro de agua en áreas afectadas.
  5. La escasez de agua puede generar tensiones y conflictos entre diferentes usuarios de agua, como agricultores, industrias y comunidades locales. La competencia por recursos hídricos limitados puede desencadenar conflictos sociales, políticos e incluso conflictos armados en algunas regiones.
  6. También puede provocar la migración de población hacia áreas con acceso a agua, lo que puede generar presión adicional en dichas áreas.

Te contamos algunos ejemplos de desafíos relacionados con el agua y el cambio climático.

La contaminación del agua en el río Magdalena en Colombia

El río Magdalena es un río que representa el 24% del territorio de Colombia. Recorre el país por el occidente de sur a norte, a lo largo de unos 1540 km, entre las cordilleras Central y Oriental de los Andes colombianos y desemboca en el mar caribe con casi 1000 km navegables. Atraviesa 11 departamentos del país en los cuales vive el 80 % de la población colombiana.

En su recorrido hay al menos 700 municipios que están vertiendo sus aguas residuales directamente y a esto hay que sumarle el fenómeno de la minería ilegal y los otros tipos de extracción que se ejercen en sus orillas.

El río presenta altas cargas de contaminantes, producto de varios factores: aguas residuales, desechos industriales, descargas directas de clínicas, lavados de automotores, etc. La situación ambiental empeora en la medida que crecen los municipios.

La catástrofe ambiental se conoce gracias al esfuerzo que realizan algunas universidades que buscan visibilizar el problema. En 2019 se realizó el encuentro por el río Magdalena, dirigido por el investigador Luis Carlos Moreno Gutiérrez de la Universidad del Atlántico. Allí se dio a conocer que el 80% de los municipios que vierten sus aguas al río no tienen sistemas o plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR). El profesor también informó sobre los resultados de algunas pesquisas, según las cuales del otro 20% de los municipios que tienen PTAR, el 60% presenta deficiencias técnicas en el manejo de aguas que van a parar al río.

Otro de los problemas son los vertidos de metales. En Noviembre del 2022 el municipio de Santa Rosa del Sur, en el departamento de Bolívar, entró en alerta tras conocerse la caída de canecas de cianuro al río. Este suceso produjo el cierre de las concesiones de agua en la zona mientras se descartaba el riesgo.

No es la primera vez que se ha producido un accidente de este tipo. Ya en 2008, hubo otro vertido del ferry La Paula, donde cayó un camión que transportaba 96 canecas de cianuro. Cada una de estas tenía 50 kilos y fueron a parar al fondo del río Magdalena, aunque 94 fueron rescatadas.

El cianuro empezó a moverse fuerte en las minas del sur de Bolívar desde finales de los años 80, para lavar las vetas y sacar el oro en grandes cantidades. Las canecas hundidas solo eran una pequeña parte de las grandes cantidades que usan las cerca de 250 minas en departamentos como Santander, Boyacá, Cesar, Antioquia y Bolívar, principalmente.

Las escasez de agua genera pobreza en Chile

Un buen ejemplo de la escasez de agua y el cambio climático podemos encontrarlo en Chile. Según la fundación Amulén, más de 300.000 viviendas del sector rural aún no disponen de infraestructura para abastecerse de agua potable.

Solucionan esta carencia recurriendo a ríos, vertientes, pozos y camiones aljibes, aunque esta situación afecta a estas familias en distintas dimensiones: económica, salud, educación y equidad de género.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula el impacto de acceder al agua potable:

  • Por cada dólar invertido en suministro de agua potable hay un ahorro de entre 3 y 34 dólares en sanidad.
  • En relación a la educación, los menores pasan largas horas transportando este recurso básico en vez de asistir a sus establecimientos educacionales.
  • La equidad de género se ve afectada, pues son las mujeres las que suelen cargar con el peso de proveer a sus comunidades, tras interminables recorridos en busca de pozos o ríos.
  • Por ende, sin acceso al agua potable no hay desarrollo ni salida de la pobreza.

Y es que el 47,2% de la población rural en Chile, no cuenta con un abastecimiento formal de agua potable: 58,8% se abastece desde pozos, 25,8% se abastece de ríos, esteros, canales o vertientes. El 15,4% restante se abastece de camiones aljibes.

Este 47,2% de la población rural que no cuenta con un abastecimiento formal de agua potable se concentra principalmente en la macrozona sur, siendo las regiones que poseen una mayor proporción de población rural con fuentes informales: La Araucanía (71%), Biobío (68%), Los Lagos (64%) y Los Ríos (62%).

Muchas de las localidades concentradas y semiconcentradas se abastecen por los tradicionales sistemas de agua potable rural (APR). Este programa, que se inició en 1960, ha sido exitoso en proveer infraestructura de agua potable rural, logrando aumentar la cobertura de la población rural con agua potable rural desde un 6% el año 1960 a un 53% el año 2018, atendiendo a 1.787.916 beneficiarios, acarreando esto importantes consecuencias en el ámbito de la salud pública y la superación de la pobreza.

Ampliar el programa presenta nuevos desafíos dada la dispersión de la población. Un ejemplo de estas regiones es La Araucanía, con menores densidades poblacionales, donde aumentar las coberturas requerirá de soluciones innovadoras, ya que los sistemas tradicionales no son viables por costo.

Con el tiempo los APR han presentado interrupciones en el suministro de agua, afectando a aproximadamente 350.000 personas. La gran mayoría de estos son cortes no programados, debido, principalmente, a razones operacionales, tanto por mantenimiento, gestión interna como por razones externas, como cortes de electricidad.

En cinco regiones se presentan cortes no programados en más de un 40% de los APR: Valparaíso (60%), Tarapacá (51%), Arica-Parinacota (46%), Antofagasta (40%) y Atacama (40%).

Además de esto, el pronóstico en Chile respecto de la disponibilidad hídrica impone importantes desafíos al suministro de agua potable para el futuro.

Los atrapanieblas: Un ejemplo de solución a la falta de agua

Una solución bien interesante es el de los atrapanieblas que capturan agua en Atacama, Chile, uno de los lugares más secos del mundo.

En esta región, el promedio de precipitaciones es de menos 0,1 mm al año y en muchas regiones no llueve desde hace décadas. Aunque la lluvia escasee, las nubes están cargadas de humedad. Esa niebla se forma en la costa chilena y luego se mueve hacia el interior en forma de bancos de nubes. Los locales llaman a esta niebla "camanchaca".

En 1956, durante una sequía particularmente severa, el científico Carlos Espinosa Arancibia, tuvo una idea durante unos experimentos en las montañas cerca de Antofagasta: Una red con pequeñas aberturas de cerca de 1 mm para capturar las pequeñas gotas de agua de la neblina.

Las gotas se acumulan en la red, forman gotas más grandes y caen de la red hacia un canal que está debajo. Desde allí, se canalizan por medio de un caño hacia contenedores que están en la base de las montañas.

Este mismo sistema se usa en las colinas que rodean la ciudad de Peña Blanca, donde hay seis grandes redes. Según Nicolás Schneider, asesor técnico, estos dispositivos han logrado hacer frente a la desertificación de la región. Ahora hay 100 hectáreas cubiertas de plantas y también se plantean proveer agua de los atrapanieblas en un futuro cercano a las familias locales.

En el centro de la comunidad hay un pequeño edificio que también usa la misma agua: la cervecería artesanal de la ciudad. "Atrapaniebla" es una empresa pequeña. Produce cerca de 24.000 litros por año. Su dueño, Miguel Carcuro, se siente orgulloso. "El agua de camanchaca es de excelente calidad y le da a la cerveza un sabor muy especial", explica.