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El desafío de la vivienda para las comunidades vulnerables
La vivienda en zonas vulnerables afecta significativamente a la calidad de vida de sus habitantes. En estas comunidades, las condiciones socioeconómicas son precarias, y las personas enfrentan desafíos significativos en términos de acceso a servicios básicos, empleo, educación, salud y seguridad.
Algunas carencias o deficiencias de las viviendas en zonas vulnerables y los riesgos o impacto en la calidad de vida de las personas que viven en esas áreas son:
1. Vulnerabilidad a desastres naturales: Las viviendas en áreas vulnerables suelen estar ubicadas en zonas propensas a desastres naturales, como inundaciones, deslizamientos de tierra o terremotos. Las viviendas mal construidas o en mal estado pueden colapsar o sufrir daños estructurales en caso de estos desastres naturales, lo que puede resultar en lesiones graves o mortales para los ocupantes.
2. Falta de calefacción o aislamiento: En regiones con climas extremadamente fríos, la falta de calefacción adecuada o aislamiento térmico en las viviendas puede conducir a problemas de salud relacionados con el frío, como hipotermia.
3. Acceso limitado a servicios básicos: Las viviendas en zonas vulnerables a menudo carecen de acceso adecuado a servicios básicos, como agua potable o electricidad. La electricidad no solo es necesaria para disponer de luz sino también para otras necesidades básicas como la conservación de alimentos. El agua es necesaria para la vida y en ocasiones provoca que las mujeres o las niñas y los niños tengan que desplazarse para traerla, reduciendo su tiempo para ir a la escuela. LINK ARTICULO DE AGUA Es por eso que la falta de acceso a estos servicios esenciales puede afectar a la vida de las personas y dificultar el desarrollo personal y económico.
4. Problemas de saneamiento: La falta de saneamiento adecuado en viviendas puede dar lugar a la propagación de enfermedades transmitidas por vectores y a la contaminación del agua potable, lo que puede llevar a brotes de enfermedades y afectar la salud de los y las residentes.
5. Inseguridad: Las condiciones precarias de la vivienda pueden contribuir a un entorno de inseguridad y violencia. La falta de iluminación adecuada, espacios públicos mal cuidados y una mayor presencia de pandillas pueden hacer que los y las residentes se sientan inseguros y limiten su movilidad.
Algunas de estas carencias pueden contribuir a la pérdida de vidas humanas, ya que suponen una serie de riesgos que afectan la seguridad y la salud de los y las residentes.
Para mejorar la calidad de vida en zonas vulnerables es esencial abordar los desafíos relacionados con la vivienda. Se necesitan políticas y programas gubernamentales que promuevan la construcción de viviendas adecuadas y accesibles, mejoren la infraestructura y los servicios básicos, y fortalezcan la resiliencia ante desastres naturales. Además, es fundamental abordar los factores socioeconómicos y educativos que contribuyen a la vulnerabilidad de estas áreas para lograr un impacto sostenible y positivo en la calidad de vida de sus residentes.
A continuación, presentamos algunos ejemplos de retos relativos a la vivienda y de soluciones innovadoras que se han aplicado para paliar a alguno de sus problemas:
Hay personas que aún mueren por frío: LA VIVIENDA EN PUNO
Las poblaciones de las regiones alto andinas del Perú han sido afectadas durante años por muchos problemas. Además de una pobreza extrema, las bajas temperaturas en épocas de “heladas” son cada vez mayores por efectos del cambio climático.
Estos problemas se ven reflejados en la precariedad de sus viviendas y las malas condiciones para enfrentar su supervivencia debido a la naturaleza de su hábitat y del confort térmico, que no les permite cobijarse adecuadamente.
La población más vulnerable debido al problema del frío es la infancia y la población más mayor, que representan hoy en día un 14% aprox. de la población censada. Parte de esta población vive en el medio rural en viviendas del tipo cabañas.
Las construcciones en Puno siguen patrones heredados de generaciones anteriores y del conocimiento tradicional. Por tanto, no cuentan con aislamiento térmico adecuado y no utilizan la adecuación bioclimática respecto a la orientación debido al sol y el viento.
Durante los periodos de heladas en Puno, como en otras regiones altoandinas, la población más vulnerable sufre problemas bronco-respiratorios y muerte por el inadecuado acondicionamiento térmico de sus viviendas.
Los profesores Víctor Linares Zaferson, y Nayeli Cuéllar Cajahuaringa de la universidad agraria la Molina realizaron una investigación para evaluar el comportamiento térmico de un prototipo de vivienda “mejorada” construida en el distrito Santa Rosa (Puno) a 3800 m.s.n.m. y proponer alternativas para el mejoramiento del acondicionamiento térmico en la fabricación de módulos repetitivos.
Se monitorearon las temperaturas interiores y exteriores de viviendas durante días fríos viendo que las principales causas de pérdidas de calor son debidas a los materiales de construcción y a la inadecuada orientación de viviendas por asoleamiento y ventilación.
Se observó que la mayor área de la envolvente compuesta por muros de adobe representa el 60% del total del cerramiento y que, a pesar de ser un material de baja conductividad, representa el 77% de las pérdidas de calor por falta de un adecuado revoco.
Considerando las modificaciones propuestas en la envolvente de la vivienda “mejorada” se ha logrado aumentar la temperatura interior en 1,87°C en las horas de más bajas temperaturas y mantener una temperatura promedio interior de 14°C.
Se realizaron evaluaciones por orientación del recorrido del sol, ventilación e intercambio térmico entre el exterior e interior de la vivienda en función de la forma y materiales de la envolvente. El análisis realizado mediante una modelación permitió identificar deficiencias y necesidades del edificio con relación a la transferencia térmica de los materiales y su forma. Considerando este análisis, se replanteó el modelo aplicando medidas correctivas en busca de la temperatura de confort al interior de la vivienda “mejorada” en la época monitoreada.
Cocinar con leña tiene riesgo
La mayoría de los hogares rurales en Perú cocina con leña, lo cual es muy dañino para el medioambiente y la salud.
Las estufas de leña están hechas de ladrillo y una lámina de metal que sirve para conducir el calor hacia los alimentos. Debajo se produce la combustión, quemando combustibles líquidos (como el queroseno) o sólidos (como madera, carbón vegetal y mineral). El problema es que la combustión es ineficiente porque la leña no alcanza a quemarse por completo, se convierte en dióxido de carbono y esto origina sustancias altamente tóxicas, principalmente monóxido de carbono (CO).
“Ese monóxido de carbono es un gas incoloro, inodoro e insípido, así que ni siquiera sabemos que está ahí. Cuando entra en nuestro cuerpo desplaza al oxígeno, por lo que si llega a concentrarse una alta cantidad puede incluso causar la muerte”, sostiene Patricia Segura Medina, investigadora del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) en México.
Pero también se produce benceno, butadieno, formaldehído, y otras partículas imperceptibles que disminuyen la calidad del aire en los hogares y aumentan el riesgo de generar enfermedades respiratorias.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que alrededor de 2,600 millones de personas en el mundo están siendo afectadas por los gases que emiten las estufas de leña.
Hay que saber que no todos los daños causados por humos tóxicos revelan consecuencias inmediatamente. La OMS calcula al menos 3.8 millones de decesos prematuros originados por la contaminación del aire doméstico; de ellos, el 27% se debe a neumonía, 18% a accidentes cerebrovascular, 27% a cardiopatía isquémica, 20% neumopatía obstructiva crónica y 8% a cáncer de pulmón.
Además, según la investigadora Stella Hartinger, del Centro Latinoamericano de Excelencia en Cambio Climático y Salud (Clima), “toda la contaminación que está en el aire de una casa tiene un impacto en el exterior y contribuye a los gases de efecto invernadero y a la contaminación en la comunidad”. Esto fue una de las razones por las que lanzamos un desafío sobre fabricación de pellets en Chile, donde en la zona de Temuco ha habido mucha contaminación por las estufas de leña.
Sin embargo, es difícil que los hogares que dependen de las cocinas de leña dejen de usarla dado que los combustibles sólidos son más accesibles, principalmente para las personas que viven en comunidades rurales.
Intoxicarse por cocinar o tratar de conseguir calor en un inmueble se ha convertido en un problema de salud pública. Por ello diversos programas de apoyo social alrededor del mundo han buscado alternativas, como el Fondo de Inclusión Social Energética (FISE), un programa gubernamental que promueve el acceso al GLP en las comunidades peruanas más vulnerables mediante vales de descuento.
La nevera del desierto: Un ejemplo de solución de bajo coste
En algunas partes del mundo, como en algunas aldeas de Marruecos, conservar alimentos y medicinas supone todo un reto porque no llega la electricidad. Estas aldeas junto al desierto del Sáhar, son más propensas a intoxicaciones y a perder alimentos por falta de conservación.
Raowia Lahmar, una joven ingeniera de Casablanca, desarrolló una nevera de arcilla que sin electricidad es capaz de mantener una temperatura de 6 grados en zonas secas y 12 en húmedas.
La nevera del desierto parece una olla de barro y tiene un funcionamiento muy sencillo: se compone de dos vasijas de arcilla, una dentro de otra, separadas por un pequeño espacio de arena. La arena se riega a diario con agua y se cubre la vasija con un paño humedecido. Al evaporarse el agua baja la temperatura permitiendo conservar comida a una media de 6 grados durante un promedio de 15 días. La nevera debe estar sobre un pedestal de barro y separada de muros u otros objetos para potenciar el enfriamiento.
Esta nevera ha supuesto toda una revolución en las zonas áridas de Marruecos, donde no llega la electricidad o es un lujo que muchas familias no se pueden permitir.
Lahmar tuvo la idea de hacer un frigorífico ecológico cuando, siendo estudiante de Ingeniería de Medioambiente, conoció a un joven diabético que tuvo que ser ingresado en el hospital al no disponer de frigorífico para conservar la insulina que necesitaba inyectarse a diario. También observó que algunos lugareños perdían parte de la cosecha que compraban semanalmente, al no disponer un lugar de frío donde conservarla.
Lahmar se fijó en una técnica tradicional subsahariana, consistente en enterrar bajo la arena lo que se quiere enfriar para después humedecer la arena. Diseñó 2 versiones del frigorífico, una más económica para zonas rurales sin acceso a la electricidad y otra más elaborada para clientes urbanos.
Creó la empresa Go Energyless, comenzó distribuir el frigorífico ecológico bajo el nombre de Fresh’it y ofrece trabajo a los artesanos locales y un equipo de comerciales que hacen de intermediarios en las zonas más remotas.