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Innovación en la construcción de carreteras
A raíz del desafío de innovación del asfaltado bajo la lluvia, llevado a cabo por Sacyr y ennomotive, surgieron dos soluciones que acaban con este problema propio de la construcción de carreteras.
Tras 6 semanas de evaluación de las soluciones recibidas, Sacyr eligió las dos soluciones que mejor cumplían con los criterios de evaluación del desafío y ha premiado al ingeniero portugués Henrique Miranda y al español José Manuel Sanz.
Nos hemos puesto en contacto con José Manuel para conocerle mejor, aprender de su experiencia profesional y sus conocimientos sobre construcción de carreteras.
¿Puedes presentarte muy brevemente? ¿Cual es tu experiencia laboral?
Mi nombre es José Manuel Sanz, nací en Guadalajara, España, hace 28 años y soy ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Mi experiencia laboral comenzó justo al acabar la carrera, donde fui con Dragados a Estados Unidos para la construcción de una presa en California adscrita al sistema de abastecimiento de agua potable de la ciudad de San Francisco. Fue una experiencia muy enriquecedora, sobre todo por el hecho de trabajar en obra y en el ámbito anglosajón. Posteriormente, una oferta de la ingeniería española Euroconsult unida a mi propio proyecto de vida personal me devolvieron a España, donde me inicié en la ingeniería de carreteras, concretamente en la auscultación, diseño y rehabilitación de firmes. En esa etapa aprendí casi todo lo que sé de carreteras y pavimentos, ya que participé en varios proyectos internacionales, debido fundamentalmente a la orientación global de la compañía y al contexto de crisis económica en España. El pasado año me incorporé a la ingeniería pública Ineco, donde trabajo actualmente también en proyecto y rehabilitación de carreteras, en la especialidad de firmes y pavimentos.
¿Qué proyectos han sido más importantes o han marcado tu carrera?
Proyectos podría mencionar bastantes, aunque como proyectos significativos mencionaré tres, uno de cada una de mis experiencias laborales. El primero de ellos, y tal vez el más transformador, el "sueño americano": la experiencia de trabajar en Estados Unidos con compañeros aglosajones, adaptarte a su cosmovisión y forma de trabajar. Comprenderlos mejor, y obtener una visión global de la profesión de ingeniero civil en el mundo. Otro de los proyectos que me marcó fue el desarrollo de un Sistema de Gestión de Firmes para la Dirección General de Carreteras de Turquía (KGM, por sus siglas en turco), primeramente porque aprendí sobre modelos de evolución de pavimentos y el ciclo de vida de los firmes, así como por los viajes que hice a Anatolia, donde tuve oportunidad de trabajar tanto con socios locales turcos como con funcionarios de la KGM. Por último, la participación en los Planes de Gestión de Firmes de las Autovías de 1ª Generación para el Ministerio de Fomento, que se han realizado con apoyo de la herramienta HDM-4, de modelización de firmes e inversiones en carreteras.
¿Qué avances más significativos se han alcanzado en las carreteras en los últimos años?
En los últimos años se han producido algunos avances modestos en las técnicas de conservación y explotación de carreteras, aunque el núcleo de las operaciones de rehabilitación no ha sufrido avances sustanciales desde el desarrollo de las mezclas asfálticas a comienzos del siglo XX. Recientemente, los avances están principalmente ligados a los sistemas de gestión (generalmente, para firmes y estructuras). Sistemas que requieren una alimentación constante de la información de la vía y personal con formación específica, por lo que, aunque llevan pensándose desde hace años, tienen aún por delante un largo camino por andar en su correcta implementación y mantenimiento. De hecho, con una mayor implicación por parte de administraciones y técnicos en estos sistemas, podríamos tener una gestión inteligente o "smart" en la próxima década. Precisamente la llamo "gestión inteligente" porque requiere y requerirá siempre del factor humano, ya que lo inteligente en ingeniería es que haya ingenieros revisando y adaptando los modelos y los programas de los que depende el estado de nuestras infraestructuras.
¿Por qué crees que es tan difícil innovar en el sector de la construcción de carreteras?
En el mundo de la ingeniería civil los avances normalmente requieren un largo periodo experimental y un tiempo de consolidación. En primer lugar, hay que tener en cuenta que las técnicas disponibles y conocidas están ya desarrolladas de tal modo que han llegado a un óptimo económico: pueden ejecutarse en la mayor parte del mundo con unos proveedores conocidos, unos riesgos acotados y a un precio razonable, lo cual representa un escenario confortable. Por otra parte, cuando se habla de ingeniería civil, estamos hablando en todo momento de técnicas que tienen un fuerte impacto en la seguridad de las personas y en el medio ambiente, tanto durante la construcción como en la explotación. Por ello, las innovaciones en este sentido se han recibido siempre con cautela. Hay que asegurarse bien de garantizar, en todo proceso constructivo y desarrollo técnico, la seguridad tanto de los trabajadores de las obras como de los usuarios finales de la infraestructura, así como limitar los impactos negativos al medio ambiente.
¿Cuáles crees que serán los avances más inmediatos en los próximos años en este sector?
Los principales campos de innovación en carreteras, desde el punto de vista de la infraestructura, los situaría en la experimentación de nuevos tipos de aditivos para mezclas bituminosas (ya existen los polímeros y el polvo de caucho), así como el tránsito hacia la economía circular de la mano de una mejor valorización de los residuos de construcción y demolición (RCDs) y de las técnicas de reciclado de pavimentos. Otro campo de innovación importante es la renovación de los sistemas de telecomunicación instalados en la vía de la mano de las TICs, para favorecer la conectividad del vehículo con la infraestructura. Desde el punto de vista del usuario, la principal línea de investigación es el coche autónomo, que aunque sea visto como un elemento principalmente ligado a la experiencia del conductor, tiene un impacto claro en la gestión de la infraestructura. Un futuro al que todavía en la ingeniería civil no le hemos tomado la medida, pero que ya está aquí.